El verano es una época en la que el calor invita a salir con la pareja y
con los amigos a las terracitas de bar a tomar unas cañas y unos aperitivos. A
veces estas reuniones se suelen alargar hasta la cena, con el consiguiente
gasto.
Una medida para ahorrar es en vez de proponer estas reuniones de amigos en
el bar o en el chiringuito, proponerlas en casa de algún amigo del grupo (claro
está que no siempre en casa del mismo, se tiene que ir rotando). Con las cenas
en casa podemos dar vida a patios o balcones de la vivienda, que muchas veces
solemos tener abandonados.
El salir a cenar fuera suele comportar gastos que pueden ir desde los 5 o
6€ de un bocata a los 30 o 40€ en un restaurante por persona (o más dependiendo
del nivel del restaurante o el vino escogido…). Así pues, los precios actuales
dan que pensar y nos hace cambiar los hábitos.
Otro curioso caso en el que se puede ahorrar cenando en casa (o en casa de
los amigos) es el de la bebida. En los restaurantes italianos o de pasta se suele
ofrecer vino Lambrusco en la carta. Normalmente el precio suele rondar los 6 –
12€ la botella. Comprar la misma botella en el supermercado suele costar de 1 a
3€ (caso verídico comprobado en un restaurante italiano).
En caso de proponer una cena en nuestra casa o en casa de unos amigos puede
comportar unos gastos menores. Por ejemplo, si se opta por pizzas el gasto
puede ascender a 15 o 20€ más la bebida. Si se opta por otro tipo de manjar o
menú, dependerá del precio del mercado, pero siempre será menor que en un
restaurante.
Las cenas en casa pueden explotar nuestro sentido culinario, preparando
ricas recetas caseras que de bien seguro gustarán y sorprenderán a los
invitados. También pueden servir para dar rienda suelta a la imaginación para
la decoración de la mesa, los platos y el comedor (o balcón o patio…), haciendo
más minimalista y divertida la reunión.
Cuando se hacen comidas en casa suele ser habitual que sobre comida, puesto
que no es lo mismo cocinar para dos personas que para diez. Con la comida
sobrante lo importante es no tirarla a la basura. Puede repartirse entre los comensales
que han venido o se puede aprovechar, utilizando la imaginación, para otras
comidas durante la semana.
Con el hecho de cenar en casa y luego salir a tomar unas copas con los
amigos puede suponer un gran porcentaje de ahorro que de bien seguro nuestros
bolsillos agradecerán a fin de mes. A parte no tendremos excusa para no pasar
un rato agradable con los amigos compartiendo mesa y mantel.
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