Muchas veces tenemos aficiones, habilidades
o hobbies que se nos dan bien. Los conocimientos que tenemos o hemos ido
adquiriendo con ello, se pueden aplicar a otros campos y poder afrontar
nosotros mismos una reparación. Se pueden también ofrecer a los demás.
Un ejemplo de ello puede ser reparar un
pinchazo de una rueda de la bicicleta. Si se lleva a reparar el especialista
puede cobrar unos 8 o 10€ por el trabajo. En cambio, si la reparamos nosotros
mismos, la tarea nos puede salir por 4€ que vale la cámara de la rueda.
Otro ejemplo puede ser la reparación de un
ordenador. Llevar el ordenador a la tienda para reparar puede salir por unos
50€, mientras que repararlo uno mismo puede salir por nada.
La ventaja de hacer las cosas uno mismo es
la satisfacción que se tiene una vez se ha conseguido la meta buscada. Otra
ventaja no menos importante es que se puede pasar un buen rato en familia o
amigos.
Compartir los conocimientos o habilidades
con la familia o con los amigos sirve también para enriquecerse en el sentido
figurado de la palabra. Primero de todo por el hecho de ayudar a los demás y
segundo porque nos pueden dar otros puntos de vista que pueden mejorar la
solución.
Echar una mano y aprovechar nuestros
conocimientos para solucionar problemas puede ser recíproco, recibiendo ayuda de
otra gente en temas que no dominamos tanto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario